JOSÉ LUIS PÉREZ ROSANO |
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PEPE LUIS |
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Nace en Facinas el 19 de Mayo
de 1928 en el seno de una familia muy conocida, desde muy joven comenzó
a trabajar en el negocio familiar que llegó a ser el mayor
complejo industrial de nuestro pueblo, compuesto por una moderna fábrica
de harinas, central eléctrica para el suministro de alumbrado
a la población y panificadora con varios hornos, siendo la
empresa que más obreros tenía entre molineros, panaderos,
electricista, chofer, etc. dirigido en principio por su abuelo, Diego
Rosano Araujo y posteriormente por su padre, Fernando Pérez
Meléndez. De entre otras aficiones destacaban
la pintura y la música, y en el deporte, la caza era su favorito
aunque en su adolescencia también hizo sus pinitos en el fútbol
siendo fundador y componente del primer equipo de Facinas juntamente
con Vicente Ruiz –pionero- conmigo y otros jóvenes de
entonces. Después, de mayor, practicó la pesca y la
petanca en San Pedro de Alcántara. Luisa Fernanda Mari Gloria Ana María Pastora Fernando María Eugenia Juanita José Luís Los que, naturalmente, han
multiplicado la familia con muchos nietos y, de momento... dos bisnietos. Bromeaba con los más ancianos y los sonsacaba para que le contaran anécdotas y dichos antiguos. A cambio les hacía
algunos trucos con las cartas y les invitaba a un cigarrillo y café
o copa. El “señó” Diego Oliva, entre otros,
disfrutaba con él de lo lindo. Esto reforzó nuestros
vínculos y nos hizo más hermanos. En la Navidad del año 1965 que, como de costumbre fuimos a pasarla con nuestras madres entre Tarifa y Facinas, al reunirme con él me comentó sus inquietudes en cuanto al porvenir de sus hijos –las mayores eran ya unas mujercitas- Y le pregunté: -entonces ¿estás dispuesto a salir de aquí? Y me contestó que le iba a costar mucho pero que no había otro remedio porque en Facinas no tenía esperanzas de mejoras para su familia, sino al revés, y esa era su preocupación responsable como buen padre. Le contesté que yo podía intentar algo porque, aunque llevaba sólo un año en Estepona, ya tenía amigos a los que podía “tocar” Y quiso Dios premiar su sentido de responsabilidad y se produjo el milagro: Cuando me incorporé a mi despacho en Estepona tenía un recado del agente de San Pedro de Alcántara para una operación importante, y naturalmente, me fui para allá. Se realizó la operación con la suerte de que uno de los interesados era un promotor inmobiliario cliente de la empresa que yo dirigía y amigo mío quién me lo puso muy fácil porque, cuando tomábamos una copa, se quejaba de que estaba desbordado por el trabajo y necesitaba un hombre de toda confianza que pusiera orden en el personal. No le dejé terminar y le dije:- ese hombre que necesitas lo tengo yo- Y de ahí la colocación. Cuando hablamos de un piso fue el agente, Eduardo Sánchez, quién me ofreció en alquiler uno que tenía por estrenar precisamente en la Divina Pastora ¿casualidad? yo le llamo milagro. En menos de dos semanas, sobre mediados de enero de 1966 ya estaba toda la familia instalada en su nuevo hogar y comenzando una nueva vida. Pronto comenzaron a trabajar las mayores y fue el inicio de una estabilidad para todos que, afortunadamente, perdura. En San Pedro, desde que comenzó, tanto en la empresa como en su ambiente social, fue conocido por el señor Pérez, muy querido y respetado por todos igual que toda su familia. No tardó
en comprar un piso enfrente de donde vivían y un coche para viajar
a su querida Facinas casi todas las semanas lo que hizo mientras que
se lo permitió su salud. Fueron excelentes,
maravillosos tratando a sus padres con verdadero amor y, conforme se
agravaba la enfermedad de su padre en los últimos meses, le arropaban
y mimaban acompañando y consolando también a su querida
madre a la que adoran.
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